Cantera para la bajada del arco y la cucaña en El Sauzal

El Sauzal quiere garantizar el relevo generacional en uno de los actos más esperados de las fiestas de San Pedro y, por primera vez, se celebró una versión infantil

El Sauzal quiere garantizar el relevo generacional en uno de los actos más esperados y espectaculares de las fiestas en honor de San Pedro Apóstol: La Bajada del Arco y la cucaña. Este domingo se revivieron en la localidad sauzalera estas dos tradiciones que aúnan agilidad, valentía y una cierta dosis de riesgo. Y por primera vez se celebró una versión infantil que permitió a los más pequeños acercarse con seguridad a un arco y una cucaña adaptadas a su tamaño y habilidad.

Los jóvenes sauzaleros llevan décadas encaramándose a la cucaña engrasada y al arco oscilante para hacerse con la gloria de alcanzar la recreación del gallo o las frutas, hortalizas y panes que adornan el arco que cuelga de la torre de la iglesia sin parar de moverse.

El ex edil Juan Ramón Álvarez Pérez subraya que «la celebración de 2019 ha marcado un hito histórico en la villa sauzalera donde, por primera vez, se ha celebrado una versión infantil de esta emocionante costumbre que pretende perpetuar entre los más pequeños una de las tradiciones más significativas del pueblo».

Las familias de los niños y niñas participantes han sido las precursoras de esta iniciativa pionera, apoyada por el Ayuntamiento de El Sauzal.

Niños y niñas de entre 3 y 11 años de edad demostraron que la tradición del arco y la cucaña tiene futuro. Y lo hicieron horas antes de que los mayores se lucieran en el reto de superar los ocho metros de altura del poste instalado en la plaza, debidamente embadurnado con grasa, para alcanzar el gallo colocado en la parte más alta. Hubo un tiempo en que se trataba de un animal vivo, pero hace décadas que se cambió por un muñeco para evitar el mal trato.

El reto de repartir el contenido del arco tampoco es sencillo y ofrece imágenes ciertamente espectaculares. Los más intrépidos son capaces de encaramarse a la estructura para repartir las frutas, verduras y panes entre amigos y conocidos. En ocasiones, como el domingo, llegan a coincidir hasta dos jóvenes sujetos al arco, a entre cuatro y cinco metros de altura, mientras un grupo de vecinos tira de una soga que soporta y balancea el arco, con el objetivo de dificultar la labor de los que ponen fin a la fiesta.

70 kilos de frutas, hortalizas y panes

El arco de las fiestas de San Pedro Apóstol está decorado con unos 70 kilos de las mejores frutas, panes y hortalizas, colocadas sobre una estructura de madera y cañas que elabora un colectivo formado por vecinos como Conchi Canino, Juanito Pérez, Ángeles Barroso o Pablo Lorenzo, entre otros sauzaleros.

El exedil Juan Ramón Álvarez Pérez explica que el arco «se elabora tradicionalmente con cinco palos de aceviño de unos cinco centímetros de diámetro; dos contundentes varas más pequeñas de ‘afollado’, y gran cantidad de pequeñas varas de caña, que luego se unen junto a los palos, con el hilo de la planta conocida como la anea». Una fórmula tradicional que se respeta desde el origen de la fiesta. Mateo, vecino de El Sauzal, ha sucedido a don Nicolás en la labor de construir la estructura del arco, cuando se rompe, en el taller de su casa. El arco tiene una forma triangular irregular, de casi dos metros de altura, con un acabado redondeado en sus bordes que le da apariencia de corazón. Los palos de las terminaciones de la parte superior quedan expuestos para poder colocar allí las banderas de Tenerife y de Canarias.

Noticia extraída de El Día (09/07/2019)

En El Sauzal, a 10 de julio de 2019