La Siervita, bella niña de El Sauzal, y de La Laguna, el alma

Tradicional ofrenda floral de las corporaciones de El Sauzal y de La Laguna a la Sierva de Dios en el convento de Santa Catalina de Siena cada 15 de febrero

Las corporaciones de los Ayuntamientos de El Sauzal y de San Cristóbal de La Laguna, presididas por los alcaldes, Mariano Pérez y Fernando Clavijo, honraron a la Sierva de Dios con la ofrenda floral en el convento de Santa Catalina de Siena como es tradición cada 15 de febrero, en el aniversario del fallecimiento de la monja que nació en El Sauzal el año 1643.

El acontecimiento transcurrió en una típica y fría tarde lagunera donde el párroco del convento hizo referencia a las palabras que el poeta y escultor canario, Fernando García Ramos, dedicó a la figura de la Siervita: “Bella niña de El Sauzal, y de La Laguna, el alma”.

Es en el convento lagunero de Santa Catalina donde yace el cuerpo incorrupto de sor María de Jesús de León y Delgado “la Siervita”, después de que falleció, hace ya 283 años.  Y fue en este templo donde pasó la mayor parte de su vida. Durante 63 años mantuvo el hábito entre las paredes del templo y de una cuidad que se vuelca con el fervor de sus feligreses, mostrándole admiración y devoción.

Este 15 de febrero, la ciudad de La Laguna y el municipio de El Sauzal conmemoraron el 283 aniversario del fallecimiento de sor María de Jesús. María Bello y Delgado nació en 1643 en el pueblo de El Sauzal en el seno de una familia humilde. Tras diversos avatares personales, recaló en la ciudad de La Laguna, donde ingresó en el convento de Santa Catalina de Siena. Tras muchos años de estancia en el monasterio, falleció el 15 de febrero de 1731, realizando numerosos milagros hasta la actualidad.
De sor María de Jesús hay que destacar que a lo largo de su vida demostró un gran interés por los más necesitados y sometió su cuerpo a grandes disciplinas, como dormir en el suelo y utilizar como almohada una piedra, y castigar sus espaldas cargando una cruz o azotándolas con un cilicio, según lo que se conoce acerca de su biografía.
Tal y como cuenta la tradición, antes de morir, la Sierva de Dios cayó en éxtasis, y al dejar este mundo conservó el pulso y las pupilas claras durante más de 24 horas. Junto al corazón tenía la herida del costado de Cristo. A los tres años de muerta presentaba el cuerpo entero y flexible, el paladar y lengua frescos y sonrosados y soltaba sangre perfumada a jazmín.
En un antiguo manuscrito se catalogan 1.251 milagros de la Sierva, aunque según quienes la veneran sigue ayudando en la actualidad a todos los que lo necesitan, principalmente en los casos relacionados con la salud.

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